Origen

Cuando llegó a Barcelona, una de las cosas que más impresionó a Albert Soler fue ver personas durmiendo en la calle, sin hogar. Esta realidad le generaba un fuerte sentimiento de rabia y impotencia y quería canalizar esos sentimientos hacia alguna cosa positiva. Después de participar como voluntario en el recuento nocturno de personas sin hogar, organizado por la Red de Atención a las Personas Sin Hogar en 2011, se quedó con ganas de hacer más.

A Albert Soler le gusta dar vueltas a las cosas y moverlas de sitio, y pensó que una manera de darle la vuelta a esta situación, aunque sólo fuera metafóricamente, era pintando retratos de personas sin hogar tal y como se hacía con los reyes.

Projecte_origen

Buscando sobre el tema conoció la historia de Miquel Fuster y en uno de sus textos encontró el argumento que necesitaba para tirar adelante el proyecto. En el siguiente fragmento, Miquel Fuster expresa su necesidad de compartir su experiencia en la calle. No quiere olvidar ni quiere que olvidemos. Nos muestra sus heridas para liberarse de ellas, pero también para hacer visible una realidad que muchas veces resulta invisible. Y con esta misma voluntad nació el proyecto Retrats Sense Sostre.

Lo único que me importa es que por nada del mundo la agonía interminable y el cementerio de proyectos y de ilusiones que han sido estos 15 años en la calle, puedan caer pronto en el olvido. Y, aunque pueda parecer que los desgraciados sucesos que relato sólo tienen interés, en el fondo, para mí, no es así. Ya que la tragedia que yo he vivido es idéntica a la de otros hombres y mujeres que, por nuestros errores hemos sido severamente castigados por la vida.

He pasado 15 años de mi vida en la calle como indigente compartiendo el dolor con estas personas. Siempre angustiados en la continua lucha contra la aversión y el rechazo que provocamos los indigentes. Padeciendo continuas humillaciones y desprecios. Las amenazas, que nos van convirtiendo en seres atemorizados convencidos de que estamos de más en cualquier lugar. Viviendo en un estado de inferioridad y de incapacidad permanentes sin salida posible. Para mitigar tanta mortificación, refugiados en el alcohol lanzamos paletadas de tierra sobre nosotros mismos.

Si para liberarse de algo es necesario contarlo, yo, por mi profesión, superados los primeros miedos a hurgar en este siniestro pasado en la calle, y vencido cierto pudor que me causaba mostrar las heridas que precipitaron mi caída, decidí que era mi deber publicarlo. Y aunque las sensaciones son intransferibles, intento que quienes lean este segundo álbum que aquí presento, no les deje del todo indiferentes e intenten comprender las tragedias que encierran esos bultos sospechosos que somos los indigentes.

Fragmento de la presentación de la novela gráfica “Miguel. 15 años en la calle. Llorarás donde nadie te vea.” extraído del blog de Miquel Fuster.